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Hace algunos días tengo treinta. Y al contrario de lo que imagine, no se termino el mundo, ni me encontré llena de ruleros y en pantuflas…Aun camino sobre mis tacos derechita, con mi peluca en libertad de expresión. Estuve expectante de que llegara el día de mí cumple, creí que iba a estallar, por esto que me decían de la crisis del cambio de década y la mar en coche… pero ese día recibí tanto amor que creí que era el último de mi vida. Dije: cagamos, me llego la hora !…Pero nada paso, solo un amigo de esos que nunca faltan que me mando un texto a la mañana siguiente que decía “bienvenida a los 30, como te sentís?” pero lejos de ofenderme o molestarme, sonreí.

Debo confesarles que el último año fue un tropezón tras otro, mis 29 me pegaron el revolcón que necesitaba para recibirme de treintañera. Para resumirles así rápido, voy a decirle que me separe, me mude, me cambie de laburo, fui tia por 3 vez, me enferme, gaste rímel, la pase mal, adelgace, hice reiki, empecé a meditar, salí a correr, volví a salir de joda…etc.

Y salir de joda a los 30 es todo un tema. Uno tiene el 25 % de los amigos casados con 2 pibes mínimo, el otro 25 % son aquellos que están felizmente enamorados y no salen con vos ni con una orden del juez. Pero gracias a dios aun existe, al menos en mi vida, ese 50 % que aun sale de joda, con mas guita que antes y con ganas de bancarte todas. Siempre y cuando, no te pegue el famoso “pedo melancólico” porque ahí es donde te tienen que cortar los dedos no vaya a ser cosa que se te ocurra llamar al pelotudo que te hizo mierda….Todo bien, dolida sí, pero arrastrada jamás.

Esta vez la mudanza me pego mal, debe ser la edad, pero me costó desarmar mi casa, me costó encontrar un lugar. Esta vez costo ver todo mi mundo en cajas, quizás porque esta vez había que borrar recuerdos.

Y volví a empezar, haciendo muchas cosas nuevas. Un poco empujada por mi psico que me arrastraba de los pelos para que dejara de llorar. Ella cada vez que me veía me repetía: hoy estas mejor que la semana pasada, ya tocaste fondo de ahora en más todo es hacia arriba… Me hizo ir a reiki, a meditar… yo nunca imagine esto, ni en sueños. Que iba a imaginar, si yo era, esa flaca que se comía el mundo, que iba boxeando con la vida y nunca sufría…Pero me toco.

Y fue cuando descubrí que la mejor forma de encontrarse es entrar en crisis, en crisis con todo lo que tenes en la vida, con lo que tuviste y ya no tenes y con lo que querés tener y nunca tendrás. He descubierto es estos meses, que las crisis, son la mejor forma que puede existir para que uno cambie cada cosa que le molestaba de su vida. Uno se da cuenta que debe valorarse, que dejarse ayudar y por sobre todo que hay que llorar para no morir pero sin olvidar que sonreír es vivir.

Y volví a sonreír con cada amigo que secaba mi lagrimas, con los que me llamaban los fines de semana para no estuviese sola, con sus abrazos, con mi flia que sin preguntar demasiado supo sostenerme y volví a sonreír por el amor de ellas, de mis sobrinas…yo creía que no alcanzaban a percibir mi tristeza, pero ellas que cada vez que podían me llenaban de abrazos y de besos llenos de caramelo. Descubrí el amor pegoteado y fue el impulso que me levanto.

No sé si mis 29 fueron felices, pero si sé que me dieron el empujón necesario para que mis 30 me encontraran distinta, sintiéndome más segura, más fuerte y por sobre todo me ayudaron a prepararme para los años que vendrán….Sabiendo que el dolor no es para siempre y que lo mejor siempre pero siempre nos espera adelante.